miércoles, 20 de abril de 2011

¡Me duele la cabeza¡ no puedo

AL fin alguien ha descubierto la clave, el misterio oculto que se encierra tras esta sencilla frase que ha traído de ídem a tantos hombres desde la noche de los tiempos cuando requerían de amores a sus parientas.
Ese alguien ha sido Silvia de Béjar, experta en sexualidad humana y educación sexual, además de divulgadora en varios medios de comunicación. En su segundo libro llamado "Deseo", tras vender 250.000 ejemplares del primero ("Tu sexo es tuyo"), nos desvela que tras este tan socorrido malestar que sirve de excusa a millones de mujeres para no realizar el acto sexual con sus parejas se esconde lo que ella denomina un "cabreo oculto" que explicaría en parte por qué un 30 a 40 por 100 de las españolas reconocen que han perdido el deseo. Y es que, según la autora, "una mujer necesita que un hombre la valore para tener ganas de ese hombre".
Y es que mientras que el deseo en los hombres es básicamente genital, en las mujeres es emocional y de sentimientos. "Las mujeres -dice la autora- llegan al sexo por la intimidad, mientras que los hombres descubren qué es la intimidad a través del sexo". Y continúa desvelando que "la ausencia de deseo en la mujer esconde muchas veces frustración y "cabreo" con una pareja que no te valora, ni te hace sentir importante o te ningunea. Si tú no me respetas, ¿por qué te voy a desear?" Esa, sin duda sería la pregunta clave que se hacen muchas mujeres día a día.
Por ello, lo tienen mucho mejor aquellos hombres que cumplen con sus obligaciones domésticas y familiares. Ellos tienen más y mejor sexo, y está comprobado según la autora. "Si mi hombre me trata bien, yo le trato como a un rey. Pero si él no me hace sentir princesa, ¿por qué le voy a hacer yo sentirse rey?"
En el ámbito de la pareja, hoy en día es necesario compartir plenamente las cargas. Al igual que la mujer se ha incorporado con plenitud al ámbito laboral, también el hombre debe hacerlo en el doméstico, sin excusas ni pamplinas.
Pues así es, señores. Pura y simple reciprocidad. Vayan tomando nota del tema y pregúntense si últimamente algo ha cambiado en su vida sexual que la hace menos intensa y frecuente que antaño. Recuerden que el tiempo del débito conyugal ya pasó a la historia.
Como todo en la vida, para tener algo bueno hay que merecerlo. Y el primer paso para ello es reflexionar si se está dando en el ámbito de la pareja todo lo que se puede y se debe. Porque a veces es más fácil dejarse llevar por un "aquí me las den todas" y creerse con el derecho divino a recibir sin dar nada a cambio. Pero eso hoy ya no funciona, ya lo ven…

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