miércoles, 16 de marzo de 2011

Swingers o "Te Amo, pero te comparto" II


El hecho es que la igualdad de entrega es vital para completar la fantasía vibrante del swinger: “yo lo hago con el ser que tú amas y tú lo haces con el que yo amo”.
¨Superación¨, esa es la palabra que define ese estado donde el amor no es afectado por el sexo compartido, donde la institución ¨pareja¨ se preserva sin problemas aunque la cama se amplíe a algunos visitantes más. Muchas de esas parejas ocasionales son de esposas y maridos que no pudieron convencer a sus cónyuges, entonces buscaron una compañía, lo hicieron solos y creen que ya son swingers. Pero claro, no logran vivir lo esencial; llegan a su casa y su esposa está allí, sexualmente es la misma de siempre, monógama, y ellos por lo tanto no realizaron su fantasía más que como un paseo turístico por un paisaje donde sólo ven el bosque pero no el árbol. La sociedad se vuelve cada vez más amplia y tolerante en materia de sexo.
Pero cuidado, dije la sociedad, no las instituciones que la gobiernan. La espontaneidad
crece en los jóvenes, el sexo se vuelve rápido y probar lo diferente es cada vez más normal,
 así que las parejas ocasionales serán parte del paisaje del swinger en forma permanente.
Deberemos saber cómo manejar, según la visión de cada uno, este fenómeno.
Lo importante es que no nos convenzan de que ellos son swingers.
Recuerden: esa pasión compartida, esa posibilidad de construir la complicidad en pareja,
encontrar en nuestra cama a esa mujer o ese varón día a día, con el que vivimos esta libertad pactada,
el hacerlo con el ser querido, es la marca de fuego del swinger. Lo demás es otra historia.

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