sábado, 29 de enero de 2011

multiorgasmo femenino

Se producen por fenómenos orgánicos que no podemos controlar, pero si nos empeñamos en hacerlo, se perderá lo mejor del sexo: la espontaneidadEs un término ambiguo que puede emplearse con significados diferentes. Para algunos es tener más de un orgasmo en una misma sesión, después de un descanso. Para otros significa sentir varias sensaciones orgásmicas seguidas, es decir, permanecer subidos en la cresta del primer orgasmo hasta tener dos o tres seguidos. Pero lo peor del multiorgasmo femenino es que ha sustituido al orgasmo simultáneo y muchos hombres se imponen como obligación conseguir que su pareja lo experimente, aunque ella no esté por la labor o no sea una multiorgásmica. Porque lo primero que hay que desmitificar es que el multiorgasmo no es voluntario y sucede sin previo aviso. Por eso las parejas razonables inscriben en el libro de oro de los recuerdos el día que sucede y se olvidan de él cuando hacen el amor.
Los investigadores dicen que sólo un tercio de las féminas son multiorgásmicas. Las mujeres y los hombres son iguales en cuanto a deseo, excitación y tiempo de orgasmo, pero son radicalmente diferentes en cuanto al periodo de resolución. Los hombres, después del orgasmo, entran en situación de relax y en pocos segundos lo han conseguido. Sin embargo, las mujeres bajan por un tobogán y, a veces, pueden tardan hasta 15 minutos en encontrarse totalmente relajadas. Esto les permite retomar la excitación y llegar de nuevo a la cima si la estimulación es adecuada y si las ganas acompañan, porque la mayoría de las mujeres después de un buen orgasmo lo que quieren es sentirse abrazadas y queridas.
Investigaciones recientes sugieren que los hombres también pueden ser multiorgásmicos, aunque no es probable que se eyacule en cada uno. Ha sido la sexóloga Miriam Stoppard la que ha investigado a los varones con multiorgasmo y ha descubierto que un 15% de la población masculina de 15 a 30 años es susceptible de sentir entre dos y nueve orgasmos antes o después de eyacular, pero antes de que el pene perdiera su turgencia. Al parecer, esto se producía cuando eyaculación y orgasmo se separan y entonces el sistema nervioso parasimpático funciona sólo y puede provocar estas sensaciones continuadas. Esto sólo sucede en la primera parte de la vida sexual masculina y como consecuencia de la abundancia de hormonas típica de esta fase. No puede ser objetivo de una relación sexual. Se produce por fenómenos orgánicos que no podemos controlar y si nos empeñamos en hacerlo, lo mejor del sexo, que es la espontaneidad y la libertad, se pierde y con ello, el deseo.
Articulo obtenido de http://www.20minutos.es/

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