La razón por la que las mujeres experimentan distinto el coito vaginal en
parte es por los diferentes grados de sensibilidad vaginal. La sensibilidad de
la vagina a los diferentes tipos de estimulación, toque, fricción, y presión,
varía de mujer a mujer. La sensibilidad de una vagina individual de una mujer
también varía. Los dos tercios interiores de la vagina usualmente son menos
sensibles al toque y la fricción que el tercio exterior, y éste es
principalmente más sensible solamente a la presión. La sensibilidad también
cambia con el tiempo al cambiar los niveles hormonales durante el ciclo
menstrual, el embarazo, y con el uso de medicamentos, incluyendo los
anticonceptivos. Como resultado el tipo de estimulación que disfruta una mujer
en particular varía. Ella puede preferir la fricción de los dedos acariciando
las paredes vaginales, un pene penetrando profundamente, la saciedad de un dildo
grande, u otras formas de estimulación vaginal. Ya que la mujer no tiene control
sobre la sensibilidad de su vagina ni sobre el tipo de estimulación a la que es
más sensible, ella no debería culparse si su vagina es totalmente insensible, o
si es sensible a una forma de estimulación distinta a la del pene; difícilmente
esté sola.
Mientras que muchas mujeres han asumido que el tamaño y ubicación de su clítoris influyen sobre el
potencial orgásmico durante el coito, no se ha encontrado que exista ninguna
correlación entre estos factores. Una mujer con un clítoris muy pequeño tiene
las mismas posibilidades de experimentar el orgasmo durante el coito y otras
formas de actividad sexual, que una mujer con un clítoris grande. La distancia
entre el clítoris y la abertura vaginal tampoco influye sobre el potencial
orgásmico de la mujer, aunque algunas almas descarriadas han usado cirugías para
acortar esta distancia, causando resultados desastrosos por no comprender la
complejidad de la anatomía de la vulva. Otras han asumido que el clítoris
debería ser suficientemente estimulado por el movimiento de las labios menores,
siendo este movimiento causado a su vez por el pene penetrando. Puesto que el
tamaño y la forma de los labios menores de una mujer varían considerablemente,
si los tiene, esto podría no ser verdadero en todas las mujeres. Los labios
menores incluso pueden no estar en contacto con el pene durante el coito, porque
típicamente están ubicados más cerca del clítoris que la vagina; tenga en mente
que los labios menores formarían el tejido eréctil rodeando la uretra si el
clítoris se hubiera desarrollado en un pene durante
el desarrollo fetal. Cuando ocurren formas indirectas de estimulación, son
raramente de suficiente intensidad o duración para resultar en orgasmo. Incluso
es posible que "orgasmos vaginales" resulten de la estimulación del Punto-G más que de la estimulación clitoridiana,
significando que el clítoris y los labios no juegan ningún papel en
absoluto.
Otro factor que afecta a la sensibilidad de la vagina, es la disociación, la
ausencia de una conexión conciente entre la vagina, o clítoris y vulva, y el
cerebro. Las creencias y expectativas sociales usualmente no permiten que las
chicas jóvenes y adolescentes exploren y estimulen su vulva y vagina, y pueden
ser reprimidas o castigadas cuando lo hacen. En su lugar, se les enseña a
ignorar, negar, o de otra manera a pasar inadvertidas a estas sensaciones, como
si no existieran en absoluto. Puesto que estos son "lugares malos," solamente
pueden provenir de allí "malas sensaciones," por lo tanto hacen lo que pueden
para bloquearlas. Como resultado de no tocar ni estimular estas áreas, el
cerebro y el cuerpo no aprenden cómo transmitir e interpretar los impulsos
nerviosos de ellas. Esto deteriora mucho la capacidad de la mujer para
experimentar el placer sexual.
Una mujer o su pareja pueden tocar y estimular estas áreas y ella no sentir
nada, aun cuando impulsos nerviosos están llegando al cerebro. Si los impulsos
nerviosos son débiles, porque las vías nerviosas no están desarrolladas por
falta de uso, puede sentir poco o nada, o si los impulsos son fuertes pueden
sentir dolor porque las sensaciones están más allá de los límites que el cerebro
espera y puede manejar. Las sensaciones que experimenta no serán placenteras o
eróticas. A su vez aprende a evitar el sexo en pareja o lo hace sencillamente
porque se espera que lo haga.
Interferir o impedir el desarrollo sexual
puede tener repercusiones importantes sobre el placer sexual de la mujer. La
manera de superar esto es a través de la exploración y la estimulación.
Estimulando estas áreas mientras se las mira en un espejo y concentrándose en el
punto donde se toca, una mujer puede aprender a conectarse y ser más conciente y
sensible a la estimulación vulvar y vaginal. Esto se hace mejor estando sola en
un cuarto tranquilo sin distracciones. El uso de un dildo puede ser apropiado
para la estimulación vaginal, aunque la retroalimentación provista por los dedos
sería beneficiosa. La formación de esta conexión no es probable que ocurra
durante una sesión simple de quince minutos. La clave es la estimulación
frecuente, de cinco a quince minutos todos los días, y perseverancia. Algo para
tener en mente es que no haya límites de tiempo o se pongan expectativas en
estas sesiones de exploración, como una chica de cinco años. Cualquier
descubrimiento debe ser una sorpresa total. Esto significa que la mujer no debe
fijar límites o expectativas y sencillamente estar abierta a lo que sea que
ocurra.
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